Reseña del libro: “Naranjas de sangre” de Verena Boos

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Para Maite, una joven española, estudiar en Múnich significa sobre todo una oportunidad para escapar de su familia conservadora. Valencia, su tierra, exportadora de naranjas de gran calidad, le parece cada vez más extraña y lejana. Maite se enamora de Carlos, un joven de familia alemano-española, y traba amistad con su abuelo Antonio. El viejo emigrante le habla de acontecimientos que ella desconocía por completo y calla sobre otros. Hasta que un día la joven le lanza la pregunta que desencadena el drama: ¿cómo era posible que su propio padre se hubiera puesto un uniforme alemán?

Un debut literario brillante y una narración intensamente conmovedora sobre el pasado franquista y su influencia en el presente. Novela ganadora del Mara-Cassens-Preis por el mejor debut literario en Alemania en 2015 “Verena Boos combina un gran talento narrativo con la exactitud histórica.”

 La novela está segmentada en tres épocas distintas. La primera entre 1939 y 1941. La segunda en 1990 y la tercera en 2004. Como si fueran fragmentos, el lector deberá ir configurando en su mente, la historia. Boos emplea un tono reflexivo y un lenguaje poético, no escatima en recursos para enriquecer y embellecer el texto. La autora hace uso de oraciones cortas que se van uniendo unas con otras de una forma intencionalmente desordenada.

Maite es una joven española, para quien la oportunidad de hacer el Erasmus  en Múnich significa una forma de escapar de su familia conservadora. Ella es de Valencia, allí  viven del cultivo de naranjas de gran calidad. La fruta es un símbolo presente a lo largo de toda la historia. Su decadencia va a la par de las secuelas de la guerra.

Maite se enamora de Carlos, un joven de familia alemano-española,  y hace  amistad con su abuelo Antonio. El viejo es el verdadero protagonista de la historia. Vivió un año en un campo de refugiados. Fue separado de su esposa Julia y de su hijo.

“Los llaman rojos españoles, que es un término general impreciso, se mantienen unidos como refugiados, como personas sin hogar, pero dentro del campo comunistas, anarquistas y socialistas se enfrentan entre ellos, esa división estúpida y trágica de la izquierda que se extiende más allá del tiempo y de los países, que no puede superar ni el éxito ni la derrota”  (pág.56)

Antonio logra huir pero no siente que pertenece a ningún sitio aunque haya hecho su vida en Múnich.

“No estaba convencido de viajar de nuevo a España. Tenía dos países y ninguno, dos lenguas y en realidad ninguna. La España que en su momento había considerado suya ya no existía desde que tenía veinte años. Ha desaparecido, el cordón umbilical se ha cortado, solo quedaba una herida mal curada. Antonio vive en alemán las tres cuartas partes de su tiempo. En alemán ha criado a su hijo, es la lengua de su nieto” (pág.23)

Antonio le habla a Maite  de acontecimientos que ella desconocía por completo. Un día la joven le lanza la pregunta que desencadena el drama: ¿Cómo era posible que su propio padre se hubiera puesto un uniforme alemán?

La familia tiene secretos que no se revelarán si no se indaga sobre ellos.

La trama de Naranjas de sangre aborda el apoyo de Hitler al franquismo y viceversa. Hitler explotó las materias primas españolas, bases navales, un sistema de escuchas y de espionaje. Los alemanes crearon campos de concentración para Franco.

“Campos de concentración en castillos, en conventos, en campos de fútbol, en plazas de toros. Cientos de miles de republicanos se vieron sometidos a trabajos forzados”  (pág.109)

Serrano Suñer, ministro de Asuntos Exteriores de Franco, quiere establecer una estrecha amistad con Hitler, así que acude a él y le ofrece una división de voluntarios españoles a principios de los años cuarenta. Los llamaron la División Azul y su historia fue contada en memorias, colecciones de fotos, bibliografía especializada, páginas web de historia militar, foros online y asociaciones.

“Como si la oficina de reclutamiento fuera una máquina del tiempo, entró como civil y salió como soldado de infantería. Regresó a casa como soldado de Hitler”  (pág.113)

Naranjas de sangre se inscribe en la literatura de la memoria, emplea puntos de vista cambiantes, flashbacks y flashforwards, se ocupa de los temas de la culpa, el olvido y el recuerdo.

El libro es una forma original de aproximarse a temas como la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, desde la perspectiva de gente joven que se hace muchas preguntas sobre estos hechos históricos.

Naranjas de Sangre es  una narración conmovedora sobre el pasado franquista y su influencia en el presente. Maite está tratando de reconstruir la historia de su familia  marcada por hechos dolorosos. Despedidas, viajes en tren, recuerdos de un triste pasado. La escritora descifra el espacio íntimo de cada personaje en cada época, con sus sensaciones, sus deseos, sus añoranzas, sus frustraciones.

 “Antonio se estira. Seguir de pie. Seguir de pie, aunque los recuerdos le lleguen como los trenes a esta estación. Seguir de pie y no vacilar. Como los trenes, los recuerdos tienen un tiempo limitado de parada; en algún momento se vuelven a marchar, dejando atrás su olor y sus ruidos, traen personas y se las vuelven a llevar, y no siempre los quiere seguir como a Julia  (pág.21)

A la final, lo ocurrido no se puede borrar, Verena Boos se inspira en hechos históricos reales y los interviene para dejar claro, que no deberían volverse a repetir, ni los campos de concentración, ni los muertos de la guerra, ni los desaparecidos, ni  las fosas comunes.

Resumen del libro

Naranjas de sangre

Título originalBlutorangen (2015)
Nº de páginas: 384
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: PLATAFORMA
ISBN: 9788417002572

Fecha edición: Mayo/2017

Pablo J.

Desarrollador gráfico y web, con ganas de trabajar y aprender todo lo posible de este campo tan variado. Trato de ser creativo en la vida laboral como personal. Amante de la buena lectura, el cine con sentido e inteligente.

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