Análisis de The Walking Dead: The Final Season para PS4, Xbox One, Nintendo Switch y PC, el capítulo final de la historia de Clementine y de la saga de aventuras interactivas que catapultó a la fama a Telltale Games… Y que ha terminado Skybound Entertainment.
Hay un momento especialmente triste al iniciar Juguetes Rotos, el tercer episodio de The Walking Dead: The Final Season. No se trata de uno de los múltiples dilemas morales a los que se enfrenta a menudo Clementine y que nos obligan a tomar una decisión complicada en cuestión de segundos, ni de una secuencia impactante en la que vemos cómo una de esas decisiones resulta en la muerte de uno de nuestros personajes favoritos.
No, lo triste es la desaparición de un nombre: cuando empieza el tercer episodio y salta la secuencia de introducción, la misma que hemos visto en los dos anteriores y que va acompañada por la canción Waiting Around to Die de The Bee Good Tanyas, las palabras “Telltale presenta en colaboración con Skybound Entertainment” son reemplazadas por un sencillo “Skybound presenta“.
El cierre de Telltale Games fue uno de los episodios más dramáticos del pasado año, además de por todos los juegos que nunca llegaremos a ver (Stranger Things, The Wolf Amog Us: Season 2 y quién sabe qué más), por todos los trabajadores y trabajadoras que perdieron su empleo. Por un momento, algunos temimos que tampoco llegaríamos a ver la conclusión de The Walking Dead: The Final Season, dejando sin concluir una historia que empezó en 2012 con el primer The Walking Dead.
Por suerte, Robert Kirkman, el autor de los cómics, decidió que las cosas no podían quedar en el aire y encargó a su compañía Skybound Entertainment que pusiera punto y final a la historia de Clementine y, por extensión, de Lee. Para hacerlo, han contado con gran parte del personal de la antigua Telltale, y no podemos ni imaginar lo duro que ha tenido que ser para ellos trabajar en un juego que es una despedida a todos los niveles
Gracias a su empeño y dedicación, ya está disponible en PS4, Xbox One, Nintendo Switch y PC “El Regreso” (Take Us Back), cuarto y último episodio, lo que nos permite valorar la temporada al completo para ofreceros nuestro análisis de The Walking Dead: The Final Season.
Padre e hija
Si habéis jugado a cualquiera de los anteriores The Walking Dead, sabéis de sobra lo que vais a encontrar en The Final Season. Estamos ante una pseudo-aventura gráfica en la que historia y toma de decisiones juegan un papel protagonista, con alguna secuencia QTE para resolver secuencias de acción, y con exploración y puzles reducidos al mínimo.
Se han añadido unas cuantas novedades interesantes, como las secuencias de acción: en determinados momentos, tendremos que acabar con varios muertos vivientes, ya sea con el cuchillo o con la combinación de arco y cuchillo. En el caso del primero, tenemos dos opciones: eliminar al zombie (lento) o aturdir (rápido), y debemos valorar cuál de las dos es mejor dependiendo de la situación, pues en cuanto dos criaturas nos rodean nos podemos dar por muertos. Con la inclusión del arco, estas secciones terminan de convertirse en secuencias de acción al uso, pudiendo apuntar y disparar como en cualquier otro juego. No es que sean las mecánicas más pulidas y satisfactorias del mundo, pero cumplen su cometido y, sobre todo, sirven para aportar variedad.
Otro aspecto interesante, aunque no tan destacable, son las acciones con repercusión permanente: en ciertas ocasiones, mientras exploramos una localización, veremos acciones cuyo símbolo de interacción es diferente al resto; esto significa que realizarlas tendrá algún efecto permanente a corto o largo plazo. Por ejemplo, al empezar, podemos elegir si beber o no agua sucia para saciar la sed de Clementine. Aquí encontramos un problema que la saga arrastra desde el primer The Walking Dead: en muchas situaciones de exploración, no sabemos cuál será la acción que haga avanzar la historia, provocando que la activemos por error… Y dejemos atrás otras interacciones disponibles. Y como hay autoguardado, no es posible volver.
Se podría haber solucionado con algo parecido a lo que hacen las mentadas acciones permanentes: con un icono característico para las interacciones que hacen avanzar la historia. Lo que hay que agradecer es la inclusión de un botón que nos muestra todas las interacciones posibles en el escenario (exceptuando las de los objetos coleccionables), una pequeña mejora de la “calidad de vida” que evita que demos más vueltas de lo necesario.
Aunque este tipo de juegos se pueden encajar dentro de las denominadas “aventuras interactivas”, es inevitable sentir que The Walking Dead: The Final Season se beneficiaría de un enfoque al estilo de las aventuras gráficas clásicas, con más exploración y puzles, porque en su estado actual lo primero es una curiosidad (los escenarios son muuuuuuy limitados) y los segundos son prácticamente inexistentes. Resulta curioso, porque también se ha incluido la posibilidad de usar los objetos coleccionables para decorar nuestra habitación, pero la visitamos en momentos puntuales, así que se convierte en un aspecto que se siente desaprovechado.
Pero pese a las carencias, lo que The Walking Dead: The Final Season hace, lo hace de fábula.
Madre e hijo
La historia es sin duda el punto fuerte de The Walking Dead: The Final Season, logrando mantenernos pegados a la pantalla en todo momento. Tras el pequeño bajón que supuso la temporada 3, aquí la trama vuelve a centrarse en el personaje de Clementine. La pequeña y asustadiza muchacha que se fijaba con atención en todo lo que hacía Lee ha crecido hasta convertirse en toda una mujer, una superviviente que conoce a la perfección el mundo que le rodea y sabe cómo lidiar con todas las criaturas sedientas de sangre que lo habitan, ya sean muertos vivientes… o vivos “murientes”.
Pero Clem no está sola: va siempre acompañada por Alvin Junior (AJ), el pequeño al que “adoptó” al final de The Walking Dead Season 2, también algo más crecido. Se crea así un paralelismo muy bonito e interesante con el primer The Walking Dead: Clementine ocupa ahora el que fuera el papel de Lee, y se siente obligada a proteger y enseñar a AJ a sobrevivir. La gran diferencia reside en que AJ poco o nada tiene que ver con la pequeña Clementine: es un muchacho que no ha conocido el mundo antes de que los muertos caminasen entre los vivos, así que le resulta harto complicado saber cuál es la línea que separa las buenas acciones de las malas.
La evolución de Clementine y su relación e influencia sobre AJ es el pilar de la temporada, y la sensación de que todo lo que le decimos al muchacho puede tener un efecto sobre su crecimiento está muy conseguida. Se han asegurado de que todo lo relacionado con la “educación” de AJ tenga importancia, y cuando menos lo esperamos, las palabras o acciones que realizamos ante sus ojos pueden volver para golpearnos por la espalda y hacernos sentir condenadamente mal. Obviamente hay ciertos puntos argumentales “fijos” hacia los que el juego nos guía independientemente de las decisiones que tomemos, pero hay que reconocer que en The Walking Dead: The Final Season han logrado desprenderse de otro de los grandes males de la saga: la falsa sensación de libertad que en muchas ocasiones provocaba que al final, nuestras decisiones apenas afectan al desenlace.
Aquí nos encontramos con momentos que, sin saberlo, deciden el destino de un personaje, manteniendo o eliminando todas sus posibles interacciones en los episodios sucesivos, y con ello, cambiando notablemente ciertas escenas. Esto hace que las decisiones sea más difíciles de tomar que nunca, pues sentimos que en todo momento un paso en falso puede hacer que todo se vaya al garete. Y por supuesto, hay una gran cantidad de decisiones complicadas que debemos tomar bajo presión, complicándolo todo aún más.
Con esta temporada final, además, se han atrevido a ir un poco más lejos incluyendo decisiones… “personales”. No todo van a ser situaciones que terminan con los sesos de alguien desparramados por el suelo. Esto también significa que constantemente nos vamos a estar preguntado “¿qué habría pasado si hubiese elegido la otra opción?“, lo que se traduce en que a pesar de su corta duración (cada capítulo se puede completar en poco más de dos horas), The Walking Dead: The Final Season es muy rejugable.
El grueso de la historia también resulta bastante interesante, o deberíamos decir atípica: en esta ocasión se centra en un grupo de jóvenes que se las han apañado para sobrevivir en su escuela, algo así como el Señor de las Moscas, pero con zombies de por medio. Pero como decíamos, al final lo que realmente importa es el viaje de Clem y AJ, y en ese sentido The Walking Dead: The Final Season es un cierre inmejorable, con momentos muy emotivos y situaciones que nos llevan a revivir recuerdos de la primera temporada (a veces, de manera literal). La ejecución del cuarto episodio, y en concreto de todo el tramo final, es sencillamente maravillosa, jugando muy bien con los tópicos habituales de las historias de zombies, nuestras expectativas y alguna auto-referencia brillante para sorprendernos con un buen puñetazo emocional. Preparad pañuelos.
Y pese a no seguir el argumento de los cómics o la serie de TV, The Walking Dead: The Final Season incluye elementos que se han introducido en ambos formatos, como los susurradores, que sirven como puente para lograr que estemos ante una suerte de universo expandido. La introducción de los susurradores, además, plantea cuestiones muy interesantes, con tintes religiosos y existenciales, algo que han sabido aprovechar muy bien de cara a las decisiones a tomar.
Lo ideal es haber terminado las anteriores temporadas para disfrutar al máximo de la historia de The Walking Dead: The Final Season, pudiendo importar las decisiones que tomamos en el pasado. Pero si no habéis tenido la posibilidad de hacerlo o jugasteis en una plataforma distinta, al empezar el primer episodio hay un pequeño resumen con los principales acontecimientos en el que también se nos permite tomar algunas de las decisiones más importantes.
En cuanto al apartado técnico tampoco hay demasiadas novedades: hemos jugado a la versión de The Walking Dead: The Final Season en Nintendo Switch, y nos hemos encontrado con que las ralentizaciones son bastante habituales. No suponen demasiados problemas por el estilo de juego que presenta, pero están ahí. No es un juego que asombre por su gráficos, y aspectos como las animaciones (especialmente las faciales) habrían agradecido algo más de trabajo, pero al menos logra mantener ese look estilo cómic tan único. Aquí destacan los geniales fondos del escenario; si nos dijesen que son viñetas del cómic, nos los creeríamos.
Todos los episodios de The Walking Dead: The Final Season llegan traducidos, y en el caso de los dos primeros tenemos también la opción de activar doblaje español (previa descarga). La pega, al menos para los habitantes de España, es que tanto la traducción como el doblaje es en español neutro, lo que significa que nos topamos con muchas expresiones que resultan chocantes o desconocidas, y tampoco ayuda el que haya bastante errores de traducción. Al menos tenemos que agradecer que esta vez llegue traducido, pues recordemos que cuando se lanzó originalmente, el primer The Walking Dead no contaba con traducción al español.
Pero cuesta ponerse quisquillosos sabiendo toda la historia que hay tras The Walking Dead: The Final Season, y cómo pese a tenerlo todo en contra, el equipo ha logrado resistir, seguir adelante y terminar su historia con un final simple y llanamente perfecto. Como Clem y AJ, se han ganado vivir felices para siempre.
VALORACIÓN
Un broche de oro para una gran historia sobre madurez, amor, familia y zombies. Puede que con este juego Clem, AJ y todo el antiguo equipo de Telltale nos digan adiós, pero ojalá todas las despedidas dejasen tan buen sabor de boca. Ahora pueden descansar tranquilos sabiendo que “nosotros siempre recordaremos eso”.
Lo mejor
La historia mantiene en vilo. Decisiones con peso y moralmente complicadas. La evolución de Clem y AJ. La magnífica ejecución del cuarto episodio.
Lo peor
Muy lineal; apenas hay libertad para explorar. Sigue presentando problemas de framerate. Traducción y doblaje en español neutro.