Es el turno de Playstation, Nintendo Switch y Xbox. Tras más de cinco años funcionando exclusivamente para PC, Vagante afronta ahora el paso hacia las videoconsolas. El juego de corte roguelike lleva apenas unas semanas ejerciendo como tal en este nuevo reto que llega de la mano del desarrollador español BlitWorks, en cuyo trabajo de puesta a punto se ha valorado muy positivamente la trayectoria de este título en sus últimos años.
Fue Nuke Nine la firma que hizo posible la creación de Vagante en 2014, y desde entonces ha logrado mantener su éxito de audiencia sin titubeos, con seguidores fieles al género y especialmente interesados en la trama que se plantea. Así lo confirman los más de dos mil comentarios vía Steam que muestran su satisfacción en torno a la experiencia con el juego. No es de extrañar que ante tales cifras se haya producido la conquista de nuevos entornos, un paso adelante que además supone incrementar notablemente el número de adeptos.
El estilo de un género propio
Vagante encierra el gusto por el reto infinito. Se trata de un plataformas con aire de mazmorras en el que el personaje principal deberá atravesar un recorrido plagado de trampas, salas inquietantes y enemigos despreciables hasta hacerse con la recompensa final. A esto se le suma una apariencia gráfica en dos dimensiones que, combinada con una gama de colores tenebrosa y saturada, le aporta al juego el estilo de rol y fantasía que tanto le caracteriza.
Uno de sus puntos fuertes es sin duda el carácter procedural de las partidas. Con ello, el jugador se expone continuamente a escenarios imprevisibles en cada inicio de sesión. Es decir, aquí el cambio es la constante, ya que la tecnología RNG (random number generator) hace posible que empezar de cero sea también renovar los componentes de cada partida, consiguiendo así que todo sea distinto, desde los personajes hasta los objetos o los mapas. El concepto de exploración queda reforzado.
Vagante se alimenta del sistema RNG porque es una herramienta capaz de generar combinaciones de números al azar, algo que en un videojuego tiene una consecuencia manifiesta: el sentido de renovación continuada. Se trata de un recurso que ofrece grandes garantías, y es que su uso está totalmente extendido en aquellos entornos digitales que no se entienden sin el componente de aleatoriedad, como pueden ser el comercio electrónico, las plataformas de juegos de azar o las páginas web de las administraciones públicas.
En el primero de los ejemplos destaca la noción de seguridad. Así, para cifrar los datos bancarios del usuario en una pasarela de pago es necesario contar con un software de RNG que construya las claves aleatorias que posteriormente servirán de escudo frente a la piratería informática. La idea es crear contraseñas indescifrables para que no haya terceras personas con acceso a determinada información sensible. Es precisamente esta mecánica la que proporciona al género roguelike uno sus rasgos más definitorios, y es que este proceso de aleatoriedad consigue que no haya dos partidas iguales. La atmósfera de Vagante, por lo tanto, se vuelve un claro reto de supervivencia, al que se le suma el concepto de permadeath planeando todo el rato por cada una de las pantallas.
El sector de los juegos de azar, por su parte, sería inconcebible sin un generador de números que aporte el factor suerte en cada partida. Su función aquí, ya sea a través de una ruleta o de un bingo online, es la de evitar que surjan combinaciones de números marcadas por una pauta de comportamiento previsible. Con ello se consiguen dos cosas: mantener la adrenalina de la incertidumbre hasta el final y evitar que el juego pueda ser manipulado. Esto es justo lo que vemos en Vagante, donde lo imprevisible está detrás de cada objeto, de cada pasadizo, de cada monstruo. La calidad de los gráficos que ha implementado la tecnología en estos espacios se encarga del resto. También las administraciones con presencia en Internet albergan un mecanismo RNG en su estructura interna. Esto les permite crear contraseñas diseñadas para encriptar todos aquellos datos personales de ciudadanos que forman parte de sus bases de datos.
Vagante despliega un territorio en el que la impresión de inseguridad y amenaza no cesa en ningún momento, aportando asimismo una trama difícil de resolver que hace que la duración del juego se prolongue durante horas. Para salir airoso no sólo es preciso alcanzar un alto nivel de estrategia, sino que además hay que aceptar que la injusticia es la lógica que se premia en el desarrollo de esta aventura.
Por último, cabe destacar que la característica definitiva que termina de hacer atractivo a Vagante es la opción multijugador. Los usuarios pueden crear partidas online de hasta cuatro componentes, convirtiendo así cada sesión en una experiencia mucho más completa.