Desde que descubrimos a Luz Gabás con Palmeras en la nieve, cuando todavía era una escritora desconocida, esperamos cada una de sus novelas con gran expectación. Por supuesto El latido de la tierra no ha sido una excepción.
Al ser la mayor de la familia, Alira es la heredera de la mansión y las tierras que la familia posee desde hace generaciones, en un entorno que hace tiempo sufrió el abandono de sus habitantes cuando sus tierras fueron adquiridas para repoblación forestal.
No son buenos tiempos, los problemas económicos y una casa cada vez más difícil de mantener, hacen que Alira tenga cada vez más dudas sobre mantenerse fiel a los orígenes o adaptarse a los nuevos tiempos.
Por si esto fuera poco la desaparición de uno de los huéspedes que tiene en casa y la ocupación que está teniendo lugar por parte de un grupo de personas de las casas que todavía quedan en pie que en su día fueron abandonadas, se suman a sus preocupaciones.
Tengo que reconocer que, cuando al poco de comenzar El latido de la tierra me encontré con la investigación de un asesinato en la trama de la novela me quedé un poco sorprendida. No me imaginaba que la nueva novela de Luz Gabás fuera por esos derroteros.
Pero no, pronto me di cuenta de que Luz se vale de la investigación de un asesinato como el hilo conductor para narrarnos una historia cómo las que solo ella sabe contar, llenas de pasión, lealtad, sentimientos encontrados y en este caso añadiéndole la intriga de una investigación policial, que maneja con soltura manteniendo la intriga hasta el final de la novela, aunque esto no sea lo más importante en El latido de la tierra.
Una investigación que también nos ayudará a conocer mejor a los personajes que compartieron pasado con Alira y otros que nos iremos encontrando entre las páginas de esta novela, todos ellos muy bien perfilados, aunque los personajes femeninos, sin duda, tienen mayor protagonismo, más fuerza; porque aunque Alira es el centro de la novela, no podemos dejar en el olvido a su madre Elegia, la subteniente Esther, Amanda, Irene, Dunia, Malva, Telma.
Y no me puedo olvidar de la casa: Elegia, una casa que es un personaje más de la novela por todo lo que significa, por cómo se mueve todo a su alrededor, la importancia de la decrepitud de esa casa y que se extiende a todo lo que la rodea y que tan importante es en la trama.
El latido de la tierra es un canto contra el desencanto y son muchos los temas que nos vamos a encontrar que nos harán reflexionar: el envejecimiento del individuo y de la sociedad; el enfrentamiento entre lo viejo y lo nuevo, lo rural y lo urbano, estancarse o avanzar, aferrarse al pasado o enfrentar el presente, la tradición y la adaptación a lo nuevo; la amistad, la lealtad, la pasión, la falta de sueños, la pérdida de ilusiones, y también la España vaciada, todos esos pueblos que por unos motivos u otros han quedado abandonados o están camino de ello.
Quizás por la similitud de edad, por el tiempo y la sociedad en que nos tocó vivir, he reconocido en Alira partes de mí. Me ha hecho recordar, pensar en lo vivido y en lo que queda por delante, en la adaptación que sufrimos o debemos sufrir y en que, efectivamente, no vale de nada quedarse en lo que pudo ser y no fue. Tenemos, debemos avanzar pero conservando siempre nuestra esencia.
Editorial: Editorial Planeta
Temática: Novela contemporánea | General Novela
Colección: Autores Españoles e Iberoamericanos | Serie Volumen independiente
Desde que descubrimos a Luz Gabás con Palmeras en la nieve, cuando todavía era una escritora desconocida, esperamos cada una de sus novelas con gran expectación. Por supuesto El latido de la tierra no ha sido una excepción.
Al ser la mayor de la familia, Alira es la heredera de la mansión y las tierras que la familia posee desde hace generaciones, en un entorno que hace tiempo sufrió el abandono de sus habitantes cuando sus tierras fueron adquiridas para repoblación forestal.
No son buenos tiempos, los problemas económicos y una casa cada vez más difícil de mantener, hacen que Alira tenga cada vez más dudas sobre mantenerse fiel a los orígenes o adaptarse a los nuevos tiempos.
Por si esto fuera poco la desaparición de uno de los huéspedes que tiene en casa y la ocupación que está teniendo lugar por parte de un grupo de personas de las casas que todavía quedan en pie que en su día fueron abandonadas, se suman a sus preocupaciones.
Tengo que reconocer que, cuando al poco de comenzar El latido de la tierra me encontré con la investigación de un asesinato en la trama de la novela me quedé un poco sorprendida. No me imaginaba que la nueva novela de Luz Gabás fuera por esos derroteros.
Pero no, pronto me di cuenta de que Luz se vale de la investigación de un asesinato como el hilo conductor para narrarnos una historia cómo las que solo ella sabe contar, llenas de pasión, lealtad, sentimientos encontrados y en este caso añadiéndole la intriga de una investigación policial, que maneja con soltura manteniendo la intriga hasta el final de la novela, aunque esto no sea lo más importante en El latido de la tierra.
Una investigación que también nos ayudará a conocer mejor a los personajes que compartieron pasado con Alira y otros que nos iremos encontrando entre las páginas de esta novela, todos ellos muy bien perfilados, aunque los personajes femeninos, sin duda, tienen mayor protagonismo, más fuerza; porque aunque Alira es el centro de la novela, no podemos dejar en el olvido a su madre Elegia, la subteniente Esther, Amanda, Irene, Dunia, Malva, Telma.
Y no me puedo olvidar de la casa: Elegia, una casa que es un personaje más de la novela por todo lo que significa, por cómo se mueve todo a su alrededor, la importancia de la decrepitud de esa casa y que se extiende a todo lo que la rodea y que tan importante es en la trama.
El latido de la tierra es un canto contra el desencanto y son muchos los temas que nos vamos a encontrar que nos harán reflexionar: el envejecimiento del individuo y de la sociedad; el enfrentamiento entre lo viejo y lo nuevo, lo rural y lo urbano, estancarse o avanzar, aferrarse al pasado o enfrentar el presente, la tradición y la adaptación a lo nuevo; la amistad, la lealtad, la pasión, la falta de sueños, la pérdida de ilusiones, y también la España vaciada, todos esos pueblos que por unos motivos u otros han quedado abandonados o están camino de ello.
Quizás por la similitud de edad, por el tiempo y la sociedad en que nos tocó vivir, he reconocido en Alira partes de mí. Me ha hecho recordar, pensar en lo vivido y en lo que queda por delante, en la adaptación que sufrimos o debemos sufrir y en que, efectivamente, no vale de nada quedarse en lo que pudo ser y no fue. Tenemos, debemos avanzar pero conservando siempre nuestra esencia.
Editorial: Editorial Planeta
Temática: Novela contemporánea | General Novela
Colección: Autores Españoles e Iberoamericanos | Serie Volumen independiente
Número de páginas: 448
Número de páginas: 448