“MAY THE 4TH BE WITH YOU”: Así iba a ser el final oscuro de STAR WARS: El Retorno del Jedi

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Hoy, 4 de mayo, es el día de Star Wars. Los fans de la saga esperan a esta emblemática fecha para reunirse, los cosplayers preparan sus caras indumentarias cinéfilas y los menos freaks, aquellos que simplemente disfrutan de una de las mejores sagas de ciencia-ficción de todos los tiempos, deciden meterse entre pecho y espalda una maratón de películas.

Han pasado 41 años desde que se iniciara una de las franquicias más prolíficas de la historia, pero aún a día de hoy sigue existiendo un gran debate sobre cuál es la mejor película de Star Wars. Los más nostálgicos defienden a capa y espada que la trilogía original de George Lucas, compuesta por Una nueva esperanzaEl imperio contraataca y El retorno del Jedi, sigue en lo más alto del podio.

Otros, los más jóvenes, se debaten entre escoger la trilogía intermedia (los episodios de La amenaza fantasmaEl ataque de los clones y La venganza de los Sith) y la reciclada por J. J. Abrams y Disney en El despertar de la fuerzaLos últimos Jedi y El ascenso de Skywalker.

Este debate, que a veces se convierte en una violenta trifulca en redes sociales, podría haber sido resuelto hace mucho, mucho, mucho tiempo por George Lucas, su creador. De haber proliferado esta diabólica inventiva, escuchar May the Force be with You (Que la fuerza te acompañe) nos daría escalofríos.

Lucas y Lawrence Kasdan, guionista de la película (además de gran director de cine independiente, dato que suele olvidarse), tenían una tétrica idea que habría cambiado de manera radical la percepción que tenemos de la saga Star Wars, de Luke Skywalker y de la esencia espiritual y pureza de valores que desprenden los jedi.

La propuesta de Lucas fue que la tercera parte de la trilogía original, el episodio VI, se llamara La venganza del Jedi en vez de El retorno del Jedi, y fuera mucho más oscura y violenta, incluyera algunas muertes de personajes queridos (Han Solo perecía en un tiroteo a mitad de la película, tras ser rescatado) y tuviese un final completamente inesperado. Un plot twist en toda regla.

El boceto del guion proponía que tras la lucha entre Darth Vader y Luke Skywalker, aquel mítico duelo de espadas láser en el que el tirano líder de la Estrella de la Muerte confesaba al héroe jedi que era su padre, Luke cogería la cabeza de su progenitor, le quitaría el casco y se lo pondría. «Ahora yo soy Vader«, exclamaría, y emprendería una brutal caza contra la resistencia, destrozaría sus tropas y lideraría la galaxia a través de una tiranía absolutista. Con Han Solo muerto, la princesa Leia sería la única heroína superviviente.

Una transcripción de una entrevista entre Lucas y Kasdan decía lo siguiente: «Luke se quita la máscara. La máscara es la última cosa. Luke de la pone y dice: ‘Ahora yo soy Vader’. ¡Sorpresa! El giro de trama definitivo. ‘Ahora iré a matar a los rebeldes y gobernaré el universo'». Kasdan, emocionado, respondió que eso era «lo que debía pasar».

Una idea que Lucas finalmente rechazó porque la venganza no es una de las principales cualidades de los jedi. Además, no habría tenido sentido un cambio de actitud tan drástico tras la actitud de Luke durante las dos primeras películas, la unión fraternal que desarrolló con sus compañeros de viaje y sus pasajes filosófico-existencialistas con Yoda. George Lucas finalmente le dijo a Kasdan que Star Wars era «una película para niños» y no podía acabar tan mal.

Damos gracias por la buena elección de Lucas. De lo contrario, quizás nunca habríamos visto una trilogía intermedia. O, si hubiese sido inevitable tenerla, habría sido muy diferente de como la conocemos ahora.

Pablo J.

Desarrollador gráfico y web, con ganas de trabajar y aprender todo lo posible de este campo tan variado. Trato de ser creativo en la vida laboral como personal. Amante de la buena lectura, el cine con sentido e inteligente.

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