Dos años después de que su predecesora se convirtiera en un improbable éxito taquillero, la saga de“Jumanji” regresa con una nueva tabla que introduce nuevos jugadores, pero mantiene el mismo grado de dificultad.
No hay deshonor alguno en querer mantener intacta una fórmula que ha probado ser exitosa. Se trata de una práctica implementadas por estudios de cine desde que existe el cine, y una que apuesta al comportamiento de una audiencia que suele confiar en un producto que, en retrospectiva, pocas veces le ha fallado.
Este es el caso de “Jumanji: The Next Level”, una secuela que se aferra a los elementos que la impulsaron a casi mil millones de dólares en recaudos y una impresionante estadía en cines que puso en jaque la de “Star Wars: The Last Jedi” cuando esta última probó ser una propuesta polarizadora entre fanáticos de esta saga.
Estos elementos, desde su carismático elenco hasta la base del humor, solo son eficientes hasta que dejan de serlo. En “The Next Level”, no transcurre mucho tiempo desde que nuestros héroes regresan al juego hasta que el territorio explorado se torna algo familiar para la audiencia.
Brindando un respiro de aire fresco llegan Danny Glover, Danny DeVito y la comediante Awkwafina, quien le pone punto final a un extraordinario año para la candidata al Globo de Oro por su rol en “The Farewell”. El resto del elenco original regresa en su totalidad, desde los adolescentes (ahora universitarios) que quedan atrapados dentro del juego hasta los avatares que adquieren una vez están en el mundo de Jumanji. Dwayne “The Rock” Johnson, Kevin Hart, Jack Black y Karen Gillan continúan siendo un grupo explosivo, pero son las nuevas adiciones el corazón de esta historia, una que no está exenta de tropiezos y repeticiones.
La primera y más imperdonable de todas es la manera en que la historia justifica el regreso de Spencer (Alex Wolff), Martha (Morgan Turner), Fridge (Ser’Darius Blain) y Bethany (Madison Iseman) a repetir una experiencia traumática. Aunque la historia coquetea con elementos de mayor seriedad como la depresión y el PTSD, la propuesta de aventura dirigida a familias solo raspa la superficie.
El título “Jumanji: The Next Level” no solo hace referencia a una nueva etapa del peligroso videojuego. Lo que salva esta secuela de ser una copia exacta de la primera, es como el guion de Jake Kasdan, Jeff Pinker y Scott Rosenberg coloca a sus protagonistas en importantes momentos de grandes cambios en sus vidas. A través de la historia, disfrazada de una misión genérica en la que una vez más deben salvar a Jumanji, hay un genuino desarrollo de sus personajes principales.
Mediante la complicada transición a la universidad, la inevitable separación de grupos de amigos y hasta la confrontación de la mortalidad, la secuela centra la historia en un momento crítico de madurez de sus personajes principales, adoptando la idea de nuevas etapas o niveles. El enfoque, aunque nunca cuenta con la precisión necesaria para añadir dimensión, reaparece en los momentos claves de la película, semi forzado, con la misión de tocar fibras sensibles y conmover a la audiencia. Su éxito dependerá exclusivamente del interés hacia estos personajes y de cómo la audiencia reaccione a ver a los héroes en situaciones similares de las que ya han salido airosos. La apuesta no es necesariamente favorable, pero sí lo es un elenco que recibe un nuevo reto en esta secuela, y por mucho, el más interesante de todos. Con la adición de nuevos personajes, el asignamiento de avatares, esta vez al azar, resulta en un cómico barajar en que actores veteranos vuelven a salir de su zona de confort para interpretar caricaturas y completos opuestos.
Antes de que rueden los créditos, la sensación de haber visto algo familiar se esfuma con la promesa de algo realmente diferente en una próxima secuela. Es un truco publicitario tan viejo como el cine mismo, pero al igual que el presagioso sonido de los tambores, es efectivo en sembrar expectativa.