Un villano de la envergadura del Joker merecía una película que se cueza aparte, con un excelente actor y que se tratara con el respeto que se merece, y eso fue lo que sucedió, superando todas mis expectativas. La he visto ya por tercera ocasión la noche del jueves 17 de octubre, y el efecto desde la primera vez es el mismo: la historia y las lecciones que nos enseña se remarcan con gran poder.
Primera toma. Vemos a un tipo maquillándose con una mirada, no sabemos si perdida o si realmente esta ahí, pero es una mirada que indica que en esa mente algo está muy mal. Hay mucho dolor, mucha soledad, mucho abandono, pero al mismo tiempo una determinación por hacer reír y divertir a los demás. Esa es su misión, su madre se lo dijo y él a toda costa lo tiene que hacer. Pero la alegría no puede salir de donde no hay, así que a fuerza de jalar con sus dedos la sonrisa lo único que consigue es una lágrima azul rodando por unas demacradas mejillas mal pintadas de blanco. Esta es solo la primera escena y desde ese momento sabes que lo que vas a ver, no es solo el nacimiento de un villano, sino también la consagración del que tal vez el mejor actor de esta época.
Joaquín Phoenix está majestuoso en cada toma, en cada mirada. Con cada movimiento crea un personaje que jamás habíamos visto, uno cargado de furia, de maldad, de locura y de mucho dolor; un personaje que vive en una ciudad donde el caos es algo cotidiano y del cual es víctima a diario. Joaquín Phoenix es el Joker.
La trama, además de la concepción del personaje, nos habla de un mundo muy violento, de una sociedad resentida contra la clase alta. Tiene muchos tintes políticos, pero no se inclina ni a la derecha ni a la izquierda, la violencia y la maldad existen de los dos lados, así que ambos lados son duramente criticados. Nos habla de la soledad del individuo, una soledad dolorosa, una soledad demente ¿la soledad lleva a la locura o la locura lleva a la soledad? La existencia es un cuestionamiento constante. Ve la muerte como algo mas valioso que la vida misma, por lo tanto, no hay nada que perder. Ya no hay nada que perder. Es una película que toca temas profundos mientras vemos como la demencia y la maldad se está apoderando de Arthur Fleck (nombre de pila del Joker).
La dirección de Todd Phillips es impecable, a través de bellísimas imágenes nos lleva a lo más oscuro de Ciudad Gótica. La ambientación es increíble, casi se puede oler, hay basura y podredumbre por todos lados, los colores son opacos, pero después llega los mas brillantes solo para demostrar lo trágico que puede ser, es como si la diversión fuera trágica, una desgracia. Diversión triste, llena de dolor. Un guion buenísimo de principio a fin, pero especialmente el final, es muy bueno.
Actúan también Robert de Niro, Zazie Beetz, Frances Conroy, Brett Cullen entre muchos mas.
Es una gran, gran película. Según yo quería esperar para escribir una vez que se me pasara la euforia que me provocó, pero entre mas la pienso mas le encuentro detalles. Es magnífica. Una obra de arte. Lo mejor de este año y creo que lo mejor que se ha hecho sobre súper héroes. Pone muy en alto la vara para próximas adaptaciones y es algo que no dejo de agradecer, ya que por fin decidieron que estos personajes son oscuros, inadaptados sociales, humanos dañados, reflejos de una sociedad en decadencia que gracias a sus circunstancias se crean y hacen notar a un gran sector marginado. Es una historia para públicos adultos, por lo tanto, NO ES UNA PELICULA PARA NIÑOS.