‘Peaky Blinders’ al fin ha vuelto. Casi dos años han tenido que pasar desde el final de la cuarta temporada para reencontrarnos con la familia Shelby en la quinta. Tiempo suficiente para hacer multitud de especulaciones sobre la recién iniciada carrera política de Tommy, pero sospecho que muchos simplemente querían nuevos episodios de la serie creada por Steven Knight, ya que desde su creación en 2013 apenas se habían lanzado 24 capítulos de la misma.
Esas ansías por ver más ‘Peaky Blinders’ se ha traducido en el arranque de temporada más visto en Reino Unido hasta la fecha con 3,7 millones de espectadores, récord hasta ahora en manos del primer capítulo de la serie con 2,4 millones de televidentes; y en BBC han sido muy inteligentes estrenando el segundo apenas un día después. Sin embargo, lo que a nosotros realmente nos interesa es que ha sido un potente regreso que nos ha recordado por qué amamos esta serie.
Reuniendo a la familia
La quinta temporada arranca tres años después del final de la cuarta, tomando como principal referencia el crack económico de 1929. Los negocios de la familia Shelby habían ido evolucionando durante los últimos años y por ello se ven afectados de lleno cuando Michael no sabe reaccionar ante el colapso financiero que hunde la riqueza de los suyos.
Por ello, este primer episodio está llamado más que nunca a situar a los personajes en el nuevo escenario al que han de hacer frente. Lo primero es volver a reunirlos, ya que cada uno de ellos había seguido caminos diferentes, algo que el director Anthony Byrne, recién llegado a la serie, expone con claridad y sin distanciarse de la puesta en escena característica de ‘Peaky Blinders’ que le otorga una energía visual que para sí quisieran muchas otras obras audiovisuales.
De hecho, la reunión no se completa hasta el segundo episodio -algo lógico si tenemos en cuenta que Michael tiene que volver desde Estados Unidos-, pero Knight va desarrollando lo que le interesa contar con una precisión impecable para nunca dar la sensación de estar alargando lo obvio. Inicialmente se centra en mostrarnos a Tommy sumido en una espiral de autodestrucción que lleva a que todo el mundo tenga ciertas dudas sobre su liderazgo y también sobre el futuro bajo su mando.
El problema es que el hecho de haberse vuelto un paranoico que se revuelva en el pasado -cinco años han pasado ya dentro de la línea temporal de la serie desde la muerte de Grace y sigue siendo incapaz de dejarla atrás- es algo que va volviéndose cada vez más en su contra. Sin duda el final de la anterior temporada le afectó lo suyo –ojo a la breve aparición del perro de Alfie– y no ha dejado de ir a peor en todo el tiempo que ha pasado desde entonces.
Además, Tommy no es el único envuelto en una peligrosa espiral de autodestrucción, ya que esta quinta temporada parece suponer el regreso definitivo del Arthur más desatado. Había sido muy interesante ver cómo su descubrimiento de Dios le había cambiado, pero su naturaleza salvaje iba a acabar imponiéndose tarde o temprano, sobre todo cuando le fue imposible “desconectar” del todo por la vendetta de Luca Changretta. Esa fue su oportunidad y se la quitaron.
Los nuevos rivales
Eso sí, no esperéis un arranque vibrante en cuanto a los peligros a los que han de hacer frente, ya que hay que esperar al segundo capítulo para ver al que se postula como gran enemigo a batir. La espera merece la pena, ya que es una secuencia que contiene la brutalidad que exhibe la serie siempre que es necesario -y se utiliza de tal forma que va a ser decisiva en la actitud futura de cierto personaje-, deja claros sus objetivos y asienta a los Billy Boys como una fuerza a tener muy en cuenta.
Lo que sí espero es que esta quinta temporada no acabe siendo una reproducción de la anterior, donde el hecho de ver a los protagonistas prácticamente sitiados añadía una presión adicional al relato enriquecía mucho a los episodios, sobre todo a medida que iban pasando. Está claro que Tommy no va a ceder sin más a la petición de los Billy Boys y que estos van a contraatacar, pero quizá concretarlo en pequeñas pero salvajes escaramuzas podría funcionar mejor. Además, tampoco sería bueno que la serie se repita.
En ese aspecto sospecho que el enigmático político interpretado por Sam Clafin va a jugar un papel muy relevante, ya sea por estar asociado de alguna forma con los Billy Boys o por suponer una amenaza paralela que no está del todo claro que Tommy vaya a poder controlar. No creo que la insistencia del segundo episodio mostrando a su hijo mientras él atiende sus negocios fuera sea una casualidad. Nada raro sería que acabase siendo otra baja colateral que le hunda más mentalmente pese a que logre derrotar una vez más a sus rivales. Tiene sentido con lo que se ha expuesto.
En resumidas cuentas
‘Peaky Blinders’ ha vuelto por todo lo alto con una quinta temporada que lleva un paso más allá a sus protagonistas y presenta una serie de amenazas que mezclan lo habitual con otros detalles de la personalidad de un Tommy cada vez más afectado por lo que le ha tocado vivir. La única pena es que ya solamente quedan otros cuatro episodios hasta que la serie vuelva a tomarse un -seguramente largo- descanso